lunes, 14 de febrero de 2011

Cursa de Muntanya Tombatossals; el retorno

Cartel de la carrera, que
empieza a convertirse en
un clásico de la temporada
El 16 de enero era la fecha señalada en el calendario para el regreso a la montaña después de un largo periplo por los asfaltos de pueblos y ciudades de la Comunitat y del ya manido "fracaso" de mi no participación en el Maratón de Castellón. Para esta fecha, después de meditarlo largamente, me había decidido por la Cursa de Muntanya Tombatossals, organizada al igual que la MCS por los chicos de negro del Club Running Castelló, pese a que la oferta de carreras era grande para ese día. Me supo mal renunciar a la del Gimnasio Ventura, en la Vall, pero en dos sitios a la vez como que es difícil así que para Castellón que nos fuimos.
A pesar de que la carrera era en Castellón, esta vez decidí renunciar a pernoctar en mi casita de la Plana así que me tocó madrugar un poquito para acercarme hasta Penyeta pero después de un cómodo viaje y un rodeo para llegar hasta Penyeta llegué con suficiente tiempo como para recoger sin agobios el dorsal, volver a encontrarme con los compañeros de las montañas y hacer un calentamiento más o menos correcto antes de afrontar el momento de la salida que, por cierto, con buen criterio por parte de la organización, se retrasó unos minutos dados los problemas que se plantearon para llegar hasta la zona de salida debido a unas obras en las inmediaciones de Penyeta. En este tiempo pude departir con bastante gente del mundillo, gente a la que no voy a nombrar porque me dejaré más de uno y luego me abroncarán. Eso sí, la parte final del calentamiento con Karmele y una desagradable sorpresa al ver a Vicente Guinot lesionado y sin participar en la carrera son datos a destacar.
Recién coronada la Meta Volante
en torno al Km 4
Las expectativas de la carrera eran simplemente las de volver a disfrutar con la montaña y, a ser posible, encontrarme con buenas sensaciones de cara a la dura temporada que se avecina. Y con esas intenciones tomé la salida y a buen ritmo fuimos dando cuenta del primer tramo que nos dejaría, allá por el kilómetro dos, a los pies de la primera dificultad montañosa del día (tal y como dirían los comentaristas del Tour). Hasta ese momento creo que me cebé un poquito y los parciales de los dos primeros kilómetros fueron de 3.56 y 4.56, mejor de lo que pretendía pero ya se sabe que las salidas en pelotón acaban por imponerte un ritmo que siempre suele ser mayor al deseado. De todas formas enseguida tocó cambiar el chip y empezar a sufrir subiendo. El cambio de ritmo de la primera subida lo asimilé bastante bien y, sin querer forzar más de la cuenta, subí a buen ritmillo hasta alcanzar la Meta Volante situada en el kilómetro 4,100.
En pleno descenso a rebufo de un grupete de corredores
Desde este punto se iniciaba un largo tramo, digamos que corredor, que nos llevaría hasta el Kilómetro diez, con una corta aunque intensa tachuela en el camino. Durante esta etapa de la carrera las sensaciones seguían siendo bastante positivas y el temor inicial a cuál iba a ser la respuesta del cuerpo en este retorno a la montaña de momento no se confirmaba. Cierto es que la táctica conservadora seguía en pié lo que evidentemente ayudaba a que las fuerzas siguieran a buen nivel pero con todo en esos momentos mi balance era más que positivo.
Llegados a este punto se iniciaba la segunda subida importante de la jornada y también en esta las sensaciones fueron buenas. Sin embargo, cuando acabó la misma, de un kilómetro aproximadamente, y tocaba empezar el descenso, las piernas ya empezaron a avisar de que empezaban a estar cerca de la reserva. A pesar de ello decidí no tomar ningún gel y acabar con las fuerzas que tuviera de aquí al final. Y así, tranquilo y sin forzar más de la cuenta apuré este descenso que me dejó, dos kilómetros y medio después, a los pies del Tossal Gros, la subida más complicada del día. Y en esta última subida dura sí que sufrí más de lo esperado pese a lo cual intenté no bajar la marcha y vaciarme con la idea de, caso de ser necesario, dejarme llevar en el último tramo. Y así fue, después de una dura subida me dejé caer durante el descenso antes de afrontar la última y breve ascensión hasta el depósito. Fue en este tramo donde me dio alcance Julia, la Kiya, y ese fue también el momento en el que me dije que era una buena referencia para llegar hasta el final de la carrera.
Subida al depósito, cortesía de Raccca
Dicho y hecho, con ella por delante dimos buena cuenta de la subida al depósito, donde nos encontramos con la siempre agradable compañía de Miguel e Irene, que el día antes habían dado buena cuenta de esos cerca de cien Kilómetros del GR10, pero que allí estaban dando ánimos a la gente. Acabada la subida quedaba posiblemente el descenso más técnico de la carrera así que, con las piernas ya cascadas, me "lancé" a ello. Desgraciadamente enseguida tuve que parar porque unos metros por delante de mí Julia tuvo un feo percance en forma de torcedura que, afortunadamente, acabaría en susto pero que fue bastante peligroso. Recuperada del mismo seguimos la marcha hacia meta y, a pesar de ello, en el último repecho, ya en Penyeta, me vi incapaz de seguirla así que con las fuerzas muy mermadas acabé la carrera en un tiempo discretito de 02:27:14, el 190 de la general y el 45 de la categoría.
En fin, os dejo enlace a los habituales GarminConnect y Wikiloc y os emplazo a la próxima carrera, allá por Torrent.



En fin, solamente queda felicitar a la organización por una gran carrera, montañera como debe ser, agradecer a los fotógrafos por su desinteresada labor (dense por citadas en este momento chicos), y felicitar también a todos los que formaron parte de esta aventura.


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